jueves, 29 de mayo de 2025

Un camino embarrado

Tanzan Y Ekido iban un día por un camino embarrado.

 Caía una fuerte lluvia. Al llegar a un recodo, se encontraron a una joven encantadora con kimono y faja de seda, que no podía atravesar el cruce.

“Vamos, muchacha”, dijo Tanzan enseguida, y alzándola en brazos la pasó.

Ekido no volvió a hablar hasta la noche, cuando llegaron a alojarse en un templo. Entonces no pudo contenerse más. “Nosotros los monjes, no debemos acercarnos a las mujeres”, le dijo a Tanzan, “especialmente a las jóvenes y bonitas. Es peligroso. ¿Por qué hizo usted eso?”.

“Yo dejé a la chica allá atrás”, dijo Tanzan. “¿Usted todavía la está cargando?”.

Reflexión

A veces nos cuesta ver la diferencia entre un problema real y uno mental. Un problema real es aquel que cualquier persona es capaz de reconocer, como puede ser una enfermedad terminal.  El problema mental es el que mayoría de las personas no considera un problema y sin embargo, para aquel que si lo considera un problema es muy difícil de superar.

Diferenciar entre lo que ven nuestros ojos y lo que nuestra mente quiere que veamos es importante, para que no creemos problemas dónde no los hay y para poder tomar acción sobre aquellos que necesitan nuestra atención. Esta no es más que una forma de simplificar nuestra vida y así poder ver las alegrías del día a día.




sábado, 3 de mayo de 2025

Consejos que pueden resultar útiles-3

 En el  día de la madre: Dedicado a las personas que nos han hecho madres...nuestros hij@s

Para los hijos de familiares y amig@s y para ti, Sergio.
















Carta de una madre que prepara a su hijo para el futuro.













martes, 18 de marzo de 2025

¿Qué prefieres, llevar la razón o ser feliz?

 




¿Eres tú de aquellas personas que siempre creen, quieren o necesitan tener la razón? ¿Qué están dispuestas a todo para demostrar que tienen la razón? ¿Los demás te preguntan por qué siempre quieres tener la razón? En cualquier discusión, al final ¿siempre eres tú quien tiene la última palabra, pero ni tú ni los demás se sienten satisfechos? ¿Discutes o gritas para convencer a los demás de que tú tienes la razón? Si es así, ¿esto te hace realmente feliz?

 

Este tipo de personas que siempre tienen la razón, ¿son en realidad felices? Se enojan cuando los demás no están de acuerdo con ellos/as o con sus opiniones o creencias. Insisten en tener siempre la última palabra en cualquier situación y jamás reconocen que pueden estar equivocados/as.

 

Las personas que tienen la necesidad de tener la razón todo el tiempo, basan su autoestima en tener siempre la razón. En el fondo, creen que si los demás no están de acuerdo con ellos/as, entonces no son valiosos/as o dignos/as de amor. Desesperadamente necesitan, inconscientemente, que los demás estén de acuerdo con ellos/as para sentirse bien, lo cual de cualquier manera nunca logran, ya que nuestro bienestar siempre viene de dentro de nosotros/as mismos/as.


El siempre querer tener la razón es una forma de violencia o agresión, ya que este patrón generalmente termina con un “perdedor” y un “ganador”, y los efectos son similares a aquéllos del abuso físico. La sumisión de la otra parte es inevitable. De hecho, este tipo de actitud es también considerada una forma de abuso emocional. Un padre o madre así, es particularmente dañino/a para sus hijos, porque el/la niño/a aprende a sentirse el “perdedor” y que sus opiniones no son válidas o importantes. Este tipo de actitud es un reflejo directo de una baja autoestima. Y desafortunadamente la baja autoestima de los padres afecta el desarrollo de una autoestima sana en los hijos.

 

También encontramos muy frecuentemente este tipo de actitud en jefes y propietarios de negocios. Desafortunadamente, este comportamiento crea ambientes de deslealtad, deshonestidad, falta de cooperación, ineficiencia y rotación de personal en las empresas.

 

Si eres de este tipo de personas, no comiences a criticarte y a sentirte mal, porque eso no te va a llevar a ninguna parte. Lo que sí puedes hacer es comenzar a trabajar en ello. Recuerda que tú eres una persona maravillosa con muchas cualidades positivas, y que siempre tienes la oportunidad, en cualquier momento, de elegir ser diferente. Empieza por recordarte a ti mismo/a de tu valor intrínseco como ser humano. Cuando estés en medio de una discusión o desacuerdo, trata de imaginar cómo sería ese conflicto si el resultado no fuera importante. Comienza por permitir a otros manifestar y defender su punto de vista, aunque sea diferente al tuyo, sin tener que lastimar los sentimientos de los demás.

 

En cualquier relación, si hay alguien que siempre tiene que tener la razón, podemos apostar que habrá problemas. No es necesario ser adivino para saber que cuando una persona está determinada a ganar todos los argumentos o desacuerdos a toda costa, cualquier relación será dañada, ya que esta actitud interfiere con una comunicación sana, con un proceso compartido de toma de decisiones, destruye la autoestima y la confianza de la otra parte, y evita la igualdad en una relación.

 

Una buena comunicación en cualquier relación, depende de que ambas partes se sientan seguras para expresar sus propios puntos de vista individuales, sin ser criticados/as o menospreciados/as. Si una persona no respeta las opiniones de la otra persona, no será posible una comunicación verdadera.

 

De acuerdo con Epictetus: “Tenemos dos oídos y una boca para que podamos escuchar lo doble de lo que hablamos”. Al escuchar atentamente y con un sentido de curiosidad, podemos permanecer abiertos/as a la otra persona, mientras continuamos aprendiendo más acerca de ellos. Pero primero tenemos que comprender que no tenemos todas las respuestas correctas a todo. Nadie las tiene. ” El primer paso hacia el conocimiento es saber que somos ignorantes”.

Es arrogante para cualquier persona el pensar que sus opiniones siempre son las correctas. Es arrogante pensar que no hay valor en escuchar a los demás y en abrirnos a nuevos puntos de vista y acercamientos. Es arrogante humillar a otros sólo porque difieren de nuestra manera de pensar. ¿No lo crees así?

 

Cuando demandas que los demás admitan que tú tienes la razón y que ellos están equivocados, estás demostrando tus propias limitaciones e inseguridades. Cuando juzgas a los demás, no los estás definiendo a ellos/as, te estás definiendo a ti mismo/a.

 

Una de las características de la inteligencia es aceptar que hay cosas que no sabemos y comprender que siempre hay mucho más por aprender. La madurez emocional se demuestra siendo capaces de admitir cuando estamos equivocados/as, que no tenemos todas las respuestas, y saber que a veces es necesario disculparnos.

 

No se puede lograr intimidad y confianza cuando estás enfocado/a en ganar cada discusión y probar que la otra persona está equivocada. En una relación sana, ambos individuos se pueden sentir seguros de expresar sus sentimientos y pensamientos reales. Ciertamente es posible estar en desacuerdo sin ser grosero/a y sin requerir que la otra persona admita que tú tienes la razón.

Al demostrar respeto por los puntos de vista de los demás, profundizas la confianza en la relación. Al dejar ir tu necesidad de siempre tener la razón o “ganar”, aumentas enormemente tus oportunidades de crear y sostener una relación satisfactoria.

 

La mejor cualidad que un ser humano puede poseer es la tolerancia. Es lo que nos permite ver las cosas desde el punto de vista de la otra persona. Es la generosidad que concede a los demás el derecho a tener sus propias peculiaridades. Es la grandeza que nos permite dejar que la gente sea feliz a su manera. La persona que puede respetar y tolerar a los demás, es capaz de crear relaciones en donde ambas partes ganen, en donde la comunicación y la confianza pueden crecer segura y libremente. Si quieres ser feliz, deja ir la lucha y la tensión sobre quién tiene la razón y enfócate en lo que es más importante, en profundizar los sentimientos de amor, confianza y satisfacción en tus relaciones.



martes, 11 de marzo de 2025

12 Pasos para Simplificar Tu Vida…

1. Ordena tu vida

– Sentirás una gran oleada de inspiración cuando te deshagas de cosas que ya no son útiles en tu vida – Así que mientras menos posesiones necesites asegurar, cuidar, desempolvar, organizar y mover, más próximo estarás de ser libre.

2. Elimina de tu agenda las actividades y obligaciones innecesarias e indeseables

– Dile “no” a las exigencias excesivas, y no te sientas culpable de inyectar una dosis de tiempo libre a tu rutina diaria.

3. Asegúrate de que tu tiempo libre sea libre

– Pasar una tarde leyendo o escribiendo cartas, viendo una película con un ser querido, cenar con los hijos o hacer ejercicio, es más inspirador que asistir a un evento en el que suelen abundar las conversaciones inútiles.

4. Saca tiempo para la meditación y el yoga

– Saca por lo menos 20 minutos diarios, siéntate en silencio y establece un contacto consciente con Dios

5. Regresa a la sencillez de la naturaleza

– No hay nada que sea más inspirador que la naturaleza, camina o acampa en el bosque; nada en un río, lago o en el mar; siéntate frente a una fogata, monta a caballo o esquía en la nieve.

6. Marca distancia entre tú y tus críticos

- Dales una bendición silenciosa a quienes andan buscando defectos o son amigos de las confrontaciones y apártate de su energía tan rápido como sea posible.

7. Saca un tiempo para tu salud

– Recuerda que tu cuerpo es el templo sagrado donde vives durante esta vida, así que saca un poco de tiempo cada día y haz ejercicio

8. Juega, juega, juega

– Simplificarás tu vida y te sentirás inspirado si aprendes a jugar en vez de trabajar toda tu vida.

9. Disminuye el ritmo

– Cuando vayas en tu coche, disminuye la velocidad y relájate. Desacelera tu forma de hablar, tus pensamientos y el ritmo frenético de todo lo que haces. Dedica más tiempo a escuchar a los demás; sé consciente de tu inclinación a interrumpir y a dar por terminadas las conversaciones, y opta más bien por escuchar.

 Detente y aprecia las estrellas en una noche despejada, o las formas de las nubes en un día gris. Siéntate en un centro comercial y observa cómo todas las personas parecen ir deprisa y sin rumbo alguno.

10. Haz todo lo posible para evitar las deudas

– Recuerda que estás intentando simplificar tu vida, así que no necesitas comprar objetos que la complicarán y la trastornarán. Si no puedes adquirirlos, olvídate de ellos hasta que puedas hacerlo; al contraer deudas, sólo agregas más capas de ansiedad a tu vida.

11. Olvídate del valor efectivo

– No te niegues a los placeres de la vida por razones monetarias; no determines tus compras por el hecho de obtener un descuento, y no te prives de sentir alegría porque no te hicieron una rebaja.

12. Acuérdate de tu Espíritu

– Si la vida te parece muy compleja, rápida, desordenada, frenética o difícil, acuérdate de tu propio Espíritu. Estás enca­minado a la inspiración, un lugar sencillo y pacífico en donde estás en armonía con la sincronización perfecta de toda la creación. Viaja mentalmente allí y detente con frecuencia para recordar lo que realmente quieres. 



domingo, 23 de febrero de 2025

¡Hay que seguir adelante!

Es de ilusos pensar que alguna vez podremos estar totalmente libres de problemas, pues siempre tendremos algo que nos incomode, nos robe el sueño, o nos haga sentir insatisfechos con la vida. Tan pronto resolvamos un problema descubriremos otro nuevo, o lo que es peor, presenciaremos el retorno de un problema que creímos ya superado. Tanto así que es lógico que en ocasiones nos desanimemos, perdiendo la ilusión por vivir el día a día, pensando que la vida ya no podrá sorprendernos ni alegrarnos…

Esos pensamientos no son buenos, no nos hacen bien, y tenemos que deshacernos de ellos pues si vamos a vivir, cosa que ya estamos haciendo, que sea con alegría y esperanza en cada nuevo día.

Después de todo, no todo es negativo, tenemos que aprender a valorar también las cosas buenas sin darlas por sentado.


Cada día es un regalo, vívelo así, pues el amor que sienten por ti es una bendición, no todo el mundo  es capaz de darlo. En lo personal me gusta creer que las personas somos seres de amor, capaces de dar y recibir alegría los unos a los otros. Me gustaría creer que el amor que entrego es recibido con el mismo valor con el que lo he regalado.

Vivamos cada día como si fuese el último, buscando dar amor y felicidad a los que nos rodean, y aprovechando la oportunidades que tenemos de ser buenos los unos con los otros.

Habremos aprendido a vivir el día en que tengamos un corazón agradecido a Dios por todo cuanto nos sucede. Incluso agradezcamos las lágrimas que derramamos, pues en ellas está la enseñanza que nos hace fuertes.

Las malas experiencias nos motivaron a crecer fuertes, ayudándonos a saber decir adiós a las personas que amamos, en ocasiones incluso hemos tenido que decir un adiós para siempre a personas que ya nunca más podrán estar entre nosotros.
 Decir adiós nos rompió el corazón en mil pedazos, experiencia dolorosa que jamás podremos olvidar
La vida nos ha dado razones para llorar, pero somos fuertes, y seguimos adelante.


Por otro lado, la vida también nos ha regalado cosas que siempre nos darán razones por la cuales vivir, como lo son nuestros sueños, las personas que amamos, que nos hacen ser mejores personas, y nuestros hijos... esos hermosos seres que un día se realizarán como personas y prolongación de nosotros mismos.

Necesitamos aprender a vivir la vida con todos sus matices, algunos son negros y oscuros, otros están radiantes de luz. En nuestro interior hay una paleta de colores para dar color a medida que maduramos y aprendemos a ver la vida tal como es…

La vida está para disfrutarla en felicidad y generosidad. Que al final de nuestro camino podamos sentirnos felices porque las semillas que hemos sembrado, por pequeñas que fuesen, ayudaron a otros que recogieron nuestro fruto. Que al mirar atrás sepamos que hemos ayudado a mejorar sus vidas, que vivimos en el recuerdo de personas que jamás conocimos, que nuestras palabras y amor siguen viviendo y extendiéndose en ellos y a través de ellos.

Aún quedan muchas sorpresas por ver, no demos nada por sentado, no pensemos que ya lo hemos visto todo y que la vida no nos puede sorprender… Nunca pensemos que estamos de vuelta de nada, no nos dejemos llevar por la tristeza del corazón ni nos sintamos desilusionados por lo que no hemos logrado. No seamos personas amargadas, aun cuando la vida nos trate mal, siempre busquemos dejar un bonito recuerdo en las personas que estuvieron en nuestro camino.

Aprendamos a vivir.