martes, 30 de enero de 2018

Lo que quiero ahora



Será porque tres de mis más queridos amigos se han enfrentado inesperadamente estas Navidades a enfermedades gravísimas. O porque, por suerte para mí, mi compañero es un hombre que no posee nada material pero tiene el corazón y la cabeza más sanos que he conocido y cada día aprendo de él algo valioso. O tal vez porque, a estas alturas de mi existencia, he vivido ya las suficientes horas buenas y horas malas como para empezar a colocar las cosas en su sitio. Será, quizá, porque algún bendito ángel de la sabiduría ha pasado por aquí cerca y ha dejado llegar una bocanada de su aliento hasta mí. El caso es que tengo la sensación –al menos la sensación– de que empiezo a entender un poco de qué va esto llamado vida.

Casi nada de lo que creemos que es importante me lo parece. Ni el éxito, ni el poder, ni el dinero, más allá de lo imprescindible para vivir con dignidad. Paso de las coronas de laureles y de los halagos sucios. Igual que paso del fango de la envidia, de la maledicencia y el juicio ajeno. Aparto a los quejumbrosos y malhumorados, a los egoístas y ambiciosos que aspiran a reposar en tumbas llenas de honores y cuentas bancarias, sobre las que nadie derramará una sola lágrima en la que quepa una partícula minúscula de pena verdadera. Detesto los coches de lujo que ensucian el mundo, los abrigos de pieles arrancadas de un cuerpo tibio y palpitante, las joyas fabricadas sobre las penalidades de hombres esclavos que padecen en las minas de esmeraldas y de oro a cambio de un pedazo de pan.

Rechazo el cinismo de una sociedad que sólo piensa en su propio bienestar y se desentiende del malestar de los otros, a base del cual construye su derroche. Y a los malditos indiferentes que nunca se meten en líos. Señalo con el dedo a los hipócritas que depositan una moneda en las huchas de las misiones pero no comparten la mesa con un inmigrante. A los que te aplauden cuando eres reina y te abandonan cuando te salen pústulas. A los que creen que sólo es importante tener y exhibir en lugar de sentir, pensar y ser.

Y ahora, ahora, en este momento de mi vida, no quiero casi nada. Tan sólo la ternura de mi amor y la gloriosa compañía de mis amigos. Unas cuantas carcajadas y unas palabras de cariño antes de irme a la cama. El recuerdo dulce de mis muertos. Un par de árboles al otro lado de los cristales y un pedazo de cielo al que se asomen la luz y la noche. El mejor verso del mundo y la más hermosa de las músicas. Por lo demás, podría comer patatas cocidas y dormir en el suelo mientras mi conciencia esté tranquila.

También quiero, eso sí, mantener la libertad y el espíritu crítico por los que pago con gusto todo el precio que haya que pagar. Quiero toda la serenidad para sobrellevar el dolor y toda la alegría para disfrutar de lo bueno. Un instante de belleza a diario.
Echar desesperadamente de menos a los que tengan que irse porque tuve la suerte de haberlos tenido a mi lado. No estar jamás de vuelta de nada. Seguir llorando cada vez que algo lo merezca, pero no quejarme de ninguna tontería. No convertirme nunca, nunca, en una mujer amargada, pase lo que pase. Y que el día en que me toque esfumarme, un puñadito de personas piensen que valió la pena que yo anduviera un rato por aquí. Sólo quiero eso. Casi nada. O todo.

ÁNGELES CASO

domingo, 28 de enero de 2018

El Elefante Encadenado



Cuando yo era pequeño me encantaban los circos, y lo que más me gustaba de ellos eran los animales. Me llamaba especialmente la atención el elefante que, como más tarde supe era también el animal preferido de otros niños. Durante la función ,la enorme bestia hacía gala de un tamaño, un peso y una fuerza descomunales...Pero después de la actuación y hasta poco antes de volver al escenario, el elefante siempre permanecía atado a una pequeña estaca clavada en el suelo con una cadena que aprisionaba sus patas.

Sin embargo,la estaca era sólo un minúsculo pedazo de madera apenas enterrado unos centímetros en el suelo.Y aunque la madera era gruesa y poderosa,me parecía obvio que un animal capaz de arrancar un árbol de cuajo con su fuerza, podría liberarse con facilidad de la estaca y huir.

El misterio sigue pareciéndome evidente.
¿Qué lo sujeta entonces?.
¿Por qué no huye?.
Cuando era niño,yo todavía confiaba en la sabiduría de los mayores. Pregunté entonces por el misterio del elefante...Alguno de ellos me explicó que el elefante no huía porque estaba amaestrado.

Hice entonces la pregunta obvia:"Si está amaestrado, ¿por qué lo encadenan?".
No recuerdo haber recibido ninguna respuesta coherente.
Con el tiempo,me olvidé del misterio del elefante y la estaca...
Hace algunos años, descubrí que, por suerte para mí, alguien había sido lo suficientemente sabio como para encontrar la respuesta:

"El elefante del circo no escapa porque ha estado atado a una estaca parecida desde que era muy, muy pequeño".

Cerré los ojos e imaginé al indefenso elefante recién nacido sujeto a la estaca. Estoy seguro de que, en aquel momento el elefantito empujó, tiró y sudó tratando de soltarse. Y, a pesar de sus esfuerzos, no lo consiguió, porque aquella estaca era demasiado dura para él.
Imaginé que se dormía agotado y al día siguiente lo volvía a intentar, y al otro día y al otro...Hasta que, un día, un día terrible para su historia, el animal aceptó su impotencia y se resignó a su destino.

Ese elefante enorme y poderoso que vemos en el circo no escapa, porque, pobre, cree que no puede.

Tiene grabado el recuerdo de la impotencia que sintió poco después de nacer.
Y lo peor es que jamás se ha vuelto a cuestionar seriamente ese recuerdo.
Jamás, jamás intentó volver a poner a prueba su fuerza.

Todos somos un poco como el elefante del circo: vamos por el mundo atados a cientos de estacas que nos restan libertad.

Vivimos pensando que "no podemos" hacer montones de cosas, simplemente porque una vez, hace tiempo lo intentamos y no lo conseguimos.
Hicimos entonces lo mismo que el elefante, y grabamos en nuestra memoria este mensaje: No puedo, no puedo y nunca podré.

Hemos crecido llevando este mensaje que nos impusimos a nosotros mismos y por eso nunca más volvimos a intentar liberarnos de la estaca.

Cuando, a veces, sentimos los grilletes y hacemos sonar las cadenas, miramos de reojo la estaca y pensamos:"No puedo y nunca podré".

Ésto es lo que te pasa, vives condicionado por el recuerdo de una persona que ya no existe en ti, que no pudo.

Tu única manera de saber si puedes es intentarlo de nuevo poniendo en ello todo tu corazón...¡¡¡Todo tu corazón!!!.


sábado, 27 de enero de 2018

Las mil canicas


Este relato nos habla de cómo "Vivir la vida".

Hace unas cuantas semanas, me dirigía hacia mi equipo de radio-aficionado, con una humeante taza de café en una mano y el periódico en la otra.
Lo que comenzó como una típica mañana de sábado, se convirtió en una de esas lecciones que la vida parece darnos de vez en cuando... déjenme contarles: Como otros sábados sintonicé mi equipo de radio para entrar en una red de intercambio. Después de un rato, me topé con un colega que sonaba un tanto mayor. Él le estaba diciendo a su interlocutor, algo acerca de "unas mil canicas".

Quedé intrigado y me detuve para escuchar con atención:
        - "Bueno,Tomás, de veras que parece que estás ocupado con tu trabajo. Estoy seguro de que te pagan bien, pero es una lástima que tengas que estar fuera de casa y lejos de tu familia tanto tiempo. Es difícil imaginar que un hombre joven tenga que trabajar sesenta horas a la semana para sobrevivir. Qué triste que te perdieras la presentación teatral de tu hija". La conversación continuó, diciéndole este señor a Tomás lo siguiente:

        - "Déjame decirte algo, Tomás, algo que me ha ayudado a mantener una buena perspectiva sobre mis propias prioridades".
Y entonces fue cuando comenzó a explicar su teoría sobre las "mil canicas".

        - "Un día sin saber porque, me senté e hice algo de aritmética. Me dije a mi mismo, la persona de promedio vive unos setenta y cinco años, algunos viven más y otros menos, pero en promedio, la gente vive unos setenta y cinco años. Entonces, multipliqué 75 años por 52 semanas por año,y obtuve 3,900 que es el número de sábados que la persona promedio habrá de tener en toda su vida.

        - "Espero que no te hayas perdido en mis cálculos Tomás porque es ahora cuando voy a la parte más importante. Me tomó hasta que casi tenía cincuenta y cinco años pensar todo esto en detalle", continuó, "y para ése entonces, con mis 55 años, ya había vivido ¡¡¡más de dos mil ochocientos sábados!!!"
        - "Me puse a pensar que si llegaba a los setenta y cinco años, sólo me quedarían unos mil sábados más que disfrutar. Así que fui a una tienda de juguetes y compré todas las canicas que tenían. Tuve que visitar tres tiendas para conseguir 1.000 canicas."

        - "Las llevé a casa y las puse en una fuente de cristal transparente, junto a mi equipo de radio-aficionado. Cada sábado a partir de entonces, he tomado una canica y la he tirado."
        - "Descubrí que, al observar cómo disminuían las canicas, me enfocaba más sobre las cosas verdaderamente importantes en la vida. No hay nada como ver cómo se te agota tu tiempo en la tierra, para ajustar y adaptar tus prioridades en esta vida."

        - "Ahora déjame decirte una última cosa antes que nos desconectemos y lleve a mi bella esposa a desayunar..., esta mañana, saqué la última canica de la fuente de cristal... y entonces, me dí cuenta de que si vivo hasta el próximo sábado entonces me habrá sido dado un poquito más de tiempo de vida... y si hay algo que todos podemos usar es un poco más de tiempo."

        - "Me gustó conversar contigo, Tomas, espero que puedas estar más tiempo con tu familia. Hasta pronto, se despide el hombre de 75 años, este es K9NZQ, cambio y fuera, ¡buen día!".

Uno pudiera haber oído un alfiler caer en la banda cuando este amigo se desconectó.
Creo que nos dio a todos, bastante sobre lo qué pensar.
Yo había planeado trabajar en la antena aquella mañana, y luego iba a reunirme con unos cuantos radio-aficionados para preparar la nueva circular del club...

En vez de aquello, subí las escaleras, y desperté a mi esposa con un beso...
        - "Vamos querida, te quiero llevar a ti y los chicos a desayunar fuera".
        - "¿Qué mosca te ha picado?" preguntó sorprendida.
        - "Oh, nada; es que no hemos pasado un sábado junto con los chicos en mucho tiempo. Por cierto, ¿podríamos parar en la tienda de juguetes mientras estamos fuera? Necesito comprar algunas canicas..."


lunes, 22 de enero de 2018

Ojalá tengas siempre un ángel a tu lado


Que te guarde en todo lo que haces
Que te dé confianza en el amanecer que viene
Que te guíe hacia los bellos parajes de tus sueños
Que te dé esperanza brillante como el sol
Y la fuerza del ánimo sereno

Ojalá amor, bienestar y valentía embellezcan tu vida
Y ojalá siempre tengas un ángel a tu lado...
Alguien que te levante si tropiezas
Que te dé la valentía de aferrarte a tus sueños
Y la sabiduría de gozar de todo
Guiándote con su mano segura en el camino.
Día tras día, la vida trae cambios
Lágrimas un momento, felicidad el otro

Ojalá tu camino sea alegre, sin sentir soledad
Ojalá recibas regalos que siempre te acompañen:
Alguien a quien amar, un amigo leal

Ojalá el arco iris te sonría después de la tormenta
Ojalá esperanzas te entusiasmen el alma
Ojalá siempre tengas un ángel a tu lado



domingo, 21 de enero de 2018

Los amigos de Internet...


¿Qué son?

Seres que no se ven,

pero que dan amor,

que nos brindan compañía,

que nos prestan atención,

que nos hablan desde adentro,

de su mismo corazón...


Los amigos de Internet,

los que tapan los agujeros,

de la soledad o el desamor,

los que nos dan su cariño,

a través de un monitor,

los que se brindan sinceros,

sin esperar ningún favor,

los que ayudan a distancia,

y lo hacen con amor,

los que nunca esperan nada,

solo que les permitas

entrar en tu buzón!


Los amigos de Internet,

¡¡qué cosa maravillosa!!

desde que los encontré,

mi vida es otra cosa,

nadie lo puede entender,

solo aquél que lo ha vivido,

puede reconocer,

que a través de esta pantalla,

se puede llegar a querer,

desde adentro y con el alma,

sin necesidad de ver...


Los amigos de Internet,

no son ficción ni mudez,

son amigos que descubren,

nuestra propia desnudez,

la desnudez del alma

sin necesidad de ver.

Algunos son calladitos,

tranquilos,

que observan desde su sitio,

y disfrutan los envíos...

a veces se hacen notar,

y nos escriben con cariño!!

A veces, hay quién pelea,

pero solo por jugar!!


Algunos son muy sinceros,

otros prefieren callar,

cuando llego con mis cartas,

y me excedo por demás!!


Los amigos de Internet,

son seres maravillosos,

que con todo desinterés,

dan su cariño y apoyo!!


Suelen ser más leales,

que los que podemos tocar,

son amigos entrañables,

que te saben valorar!!


A mis amigos de Internet...

A todos,

les doy las GRACIAS!!

Por saberme soportar,

por estar en mi ventana,

y alegrarme un día más!!

con todo mi cariño.