Tengo tantas ganas de que termine este año que me voy a permitir adelantarme al despedirlo.
Adiós, 2024. Gracias por todo lo que me has enseñado a base de golpes y resiliencia. Gracias por ayudarme a hacer una criba y saber quién sí y quién no.
Siempre te recordaré como el peor año de mi vida , pero serás solo eso, un vago recuerdo.
Y algún día, no dolerás.
Me has robado muchas cosas, muchos planes, conciertos, viajes, proyectos.
También has sido el año de la aceptación y la liberación. Y qué bien sienta cuando aligeramos peso de la mochila. No todo va a ser malo.
De cara a los próximos 365 días os deseo mucha salud y amor para todas y todos.
Coraje y ganas para una vida que a veces duele tanto que quiebra.
Dicen que la vida no está para comprenderla, está para vivirla. Y qué cierto es. Y ojo, que respirar no es vivir.
A partir de ahora vamos a vivir como si cada día fuera el último de nuestras vidas, que ya nos lo recuerda Dani Martín. A dejarnos llevar por el puro viento de Robe. Como si ya no nos jugáramos nada, que diría Leiva.
En este 2025 abrazad mucho, decid te quiero, haced alguna locura, escuchad mucha música .
Que los arrepentimientos vengan no por lo que hacemos sino por lo que dejamos de hacer.
Que nuestro miedo se convierta en valentía.
Que sigamos buscando ser nuestra mejor versión.
Ese es mi propósito y ninguno más, que luego no los cumplo.
Trabajarme, saber quién soy, enmendar errores y hacer sentir mejor a los míos.
Y nunca, nunca, perder la fe.
Adiós 2024, te puedes ir por donde viniste.
Cerramos ciclo y despegamos.
Feliz año nuevo.
Salud.