miércoles, 7 de diciembre de 2016

La respuesta que emocionó al médico



Sobre las 8,30 de la mañana llegó un señor mayor, como de unos 80 años, a Urgencias para que le suturaran una pequeña herida que se había hecho en uno de sus dedos. Estaba un poco nervioso y pidió por favor que le atendieran lo antes posible, ya que tenía una cita a las 9,30. Una de las enfermeras, viéndole mirar al reloj con cierta ansiedad avisó al médico de guardia para que le echase un vistazo. Al llegar éste y al verle tan apurado le dijo:

- “Qué pasa, hombre, la herida no tiene mucha importancia, no se preocupe. ¿Tiene usted otra consulta?”

- “No,” -le respondió el anciano- “pero tengo que ir al geriátrico para desayunar con mi mujer.”

- “¿Y qué le pasa, está enferma? – preguntó el doctor.

- “No más de lo habitual.” -contestó el anciano- “Hace tiempo que está allí porque padece de Alzheimer. Fíjese que desde hace dos años no me conoce ya; ni siquiera sabe quien soy.”

- “¿Y usted sigue yendo cada mañana, aunque ni siquiera le conozca, y ni sepa que es su marido?”

El anciano sonrió y contestó:

Ella no sabe quien soy, es verdad, pero yo sí sé quien es ella y aún la amo…

La respuesta emocionó al médico de tal manera que, a duras penas pudo contener sus lágrimas. Cuando comentó la historia con la enfermera no pudo por menos de confesar: Ese es el tipo de Amor con el que he soñado toda mi vida. El que pervive a través del tiempo, acepta lo que venga y actúa con total generosidad.





No hay comentarios:

Publicar un comentario