Deja de dar tu poder. Empieza a aprovechar tu fuerza.
Deja de dar tu felicidad a otra persona para que la guarde para sí misma. Empieza a ocuparte de tus propias necesidades.
Deja de olvidarte de reírte porque esto hace sentir incomodidad a otro. Empieza a disfrutar de este viaje. Deja de intentar contentar a los demás, concéntrate en ti mismo.
Deje de regresar a la fuente de tu dolor pensando que será diferente. Empieza a perdonar, a olvidar y a seguir adelante.
Deja de permitir un comportamiento destructivo. Comienza a fomentar tu propio crecimiento positivo.
Deja de buscar la verdad cuando no hay capacidad de autenticidad de la otra parte. Concédete libertad de ser tú mismo.
Pon fin a la injusticia de ignorar el respeto por uno mismo para hacer que otra persona se sienta valiosa. Tienes la habilidad de ser lo que quieras en la vida.
Deja de ser pisoteado por tu miedo al éxito, sigue adelante y vive tus deseos. No eres responsable del estado de salud mental de otra persona. Estás aquí para dar lo mejor de ti mismo al mundo. Cuando detienes ese flujo, estás deteniendo la fuente del amor. Deja de dar tu vida, porque cuando llegue el momento de tu último aliento tu mayor arrepentimiento será que regalaste la alegría de ser tú mismo. No llegaste a vivir la vida que querías. No aceptaste el valor de tu grandeza. ¡Eres magnífico! Deja de desperdiciar tu energía en creer lo contrario.
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