miércoles, 30 de enero de 2019

Vivir como las flores


"Maestro, ¿qué debo hacer para no quedarme molesto?. Algunas personas hablan demasiado, otras son ignorantes. Algunas son indiferentes. Siento odio por aquellas que son mentirosas y sufro con aquellas que calumnian."

- "¡Pues, vive como las flores!", advirtió el maestro.

- "Y... ¿cómo es vivir como las flores?", preguntó el discípulo.

- "Pon atención a esas flores", continuó el maestro, señalando unos lirios que crecían en el jardín.

- "Ellas nacen en el estiércol, sin embargo son puras y perfumadas. Extraen del abono maloliente todo aquello que les es útil y saludable, pero no permiten que lo agrio de la tierra manche la frescura de sus pétalos."

- "Es justo angustiarse con las propias culpas, pero no es sabio permitir que los vicios de los demás te incomoden. Los defectos de ellos son de ellos y no tuyos. Y si no son tuyos, no hay motivo para molestarse... Ejercita pues, la virtud de rechazar todo el mal que viene desde afuera y perfuma la vida de los demás haciendo el bien."





lunes, 28 de enero de 2019

La verdad


Érase una vez un hombre que buscaba la verdad.

Un buen día llegó a un lugar en donde ardía una innumerable cantidad de velas de aceite.

Éstas se encontraban cuidadas por un anciano que, ante la curiosidad de este individuo, respondió que ese era el lugar de la verdad absoluta.

Aquél le preguntó qué significaban sus palabras, a lo cual respondió que cada vela reflejaba la vida de cada individuo sobre la tierra: a medida que se consume el aceite, menos tiempo de vida le queda.

El hombre le preguntó si le podía indicar cuál era la de él.

Al descubrir que la llama estaba flaqueando, a punto de extinguirse, aprovechó un instante de distracción del anciano y tomó la vela de al lado para verter un poco de aceite de ésta en la suya.

Cuando estuvo a punto de alzar la vela, su mano fue detenida por la del anciano diciendo:

- “Creí que buscabas la verdad”





miércoles, 23 de enero de 2019

La taza de café



Unos profesionales todos triunfadores en sus respectivas carreras, se juntaron para visitar a su antiguo profesor. Pronto la charla devino en quejas acerca del interminable estrés que les producía el trabajo y la vida en general.

El profesor les ofreció café, fue a la cocina y regreso con una cafetera grande y una selección de tazas de lo mas ecléctica: Porcelana, plástico, vidrio, cristal, sencillas y baratas, decoradas, otras exquisitas…. Tranquilamente les dijo que escogieran una taza y se sirvieran un poco de café recién preparado. Cuando lo hicieron, el maestro con calma les dijo: “Se habrán dado cuenta de que todas las tazas que les di eran distintas… unas bonitas, otras sencillas y baratas. Ustedes escogieron primeros las bonitas y exquisitas, lo que es natural, ya que cada una prefiere lo mejor para si mismo"

- "Esa es la causa de sus problemas relativos al estrés. Les aseguro que la taza no le añadió calidad al café"

- "En verdad la taza solamente disfraza o reviste lo que bebemos. Lo que ustedes querían era el café, no la taza, pero instintivamente buscaron las mejores. Después se pusieron a mirar la tazas de los demás"

- "Ahora piensen en esto: la vida es el café. Los trabajos, el dinero, la posición social... son meras tazas, que le dan forma y soporte a la vida, y el tipo de taza que tengamos no define ni cambia realmente la calidad de vida que llevamos"

- "A menudo, por concentrarnos solo en la taza dejamos de disfrutar el café.. ¡disfruten el café! La gente más feliz no es la que tiene lo mejor, sino la que hace lo mejor con lo que tiene; así pues, vivan de manera sencilla"

- "¡Disfruten el café"





lunes, 21 de enero de 2019

El Vaso de Agua


En una sesión grupal, la psicóloga en un momento dado levantó un vaso de agua.

Cuando todos esperaban oír la pregunta: "¿Está el vaso medio lleno o medio vacío?" , ella en lugar de ésto preguntó:

- ¿Cuánto pesa este vaso?

Las respuestas de los componentes del grupo variaron entre 200 y 250 gramos.

Pero la psicóloga respondió:

- El peso absoluto no es importante, sino el percibido, porque dependerá de cuánto tiempo sostengo el vaso: Si lo sostengo durante 1 minuto, no es problema. Si lo sostengo 1 hora, me dolerá el brazo. Si lo sostengo 1 día, mi brazo se entumecerá y paralizará.

El vaso no cambia, pero cuanto más tiempo lo sujeto, más pesado y más difícil de soportar se vuelve.

Después continuó diciendo:

- Las preocupaciones son como el vaso de agua. Si piensas en ellas un rato, no pasa nada. Si piensas en ellas un poco más empiezan a doler y si piensas en ellas todo el día, acabas sintiéndote paralizado e incapaz de hacer nada.

¡Acuérdate de soltar el vaso!